Desde mi infancia siempre supe que algo especial había en mí. Crecí de la mano de mi abuela materna, quien comprendía y alimentaba mis visiones. Siempre estuve rodeada de espíritus que llegaban a mi, nunca pregunté ni me cuestioné por qué me pasaba eso. A medida que crecía, comencé a comprender poco a poco mi propósito de vida.
Mi profesión original como quiromasajista me acercó a la gente a sanar sus dolores de espalda durante 20 años, pero algo pasó en mí, mis guías espirituales me invitaban a avanzar, a buscar nuevas formas de sanación.
Fue así como inicié, después de mi noche oscura del alma, un viaje interior de transformación y expansión de la consciencia, buscando mis luces y mis sombras para poder aprender de ellas , comprendiendo que yo debía sanar para poder sanar a los demás.
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